– “Los hombres buenos no existen”
– “Las mujeres son todas complicadas”
– “La felicidad es una utopía”
– “Nací para sufrir”
– “Hay que sacrificarse para que te vaya bien”
– “Los hijos son un dolor de cabeza”
– “Nada de lo que me propongo lo logro”
– “No sirvo para estudiar”
– “Los emprendedores no ganan plata”
¿Qué cuentito te contás todos los días?… ¡y das por sentado con certeza absoluta que así es!
Es muy delicado como nos conversamos, como nos dirigimos la palabra, como nos sentamos a tomar un café con nosotros mismos. Tan serio y comprometido es, que ese cuentito se vuelve una orden y consecuentemente… “Ningún hombre que VOS conocés es bueno”, “Ninguna mujer que VOS tratás es accesible”, “La felicidad para VOS es inalcanzable”, “Naciste… ¿para sufrir…?”, “Para que te vaya bien, VOS te sacrificás”, “Los hijos para VOS, además de dolor de cabeza… ¿qué son?”, “¿Te estás proponiendo metas a corto y mediano plazo más concretas y realizables y menos futuristas y lejanas a tu presente?, “¿Cuántos métodos probaste para estudiar?, ¿o te rendiste al no aprobar el primer parcial?, “¿En base a cuántos emprendedores cercanos que conocés basás esa afirmación?
Cuando nos ponemos a hilar finito sobre nuestras declaraciones cotidianas y a ser más responsables y amorosos con nosotros mismos, se nos abre un portal de posibilidades que en la negación estaban imposibilitados.
Contate que podés, que sos capaz, que lo vas a lograr, que vas a triunfar, que lo vas a superar.
Dejá de jugar a la mártir con la manito en la frente y erguite ante la vida.
Con afecto.
Noelia de la Fuente, Psicóloga Social.
Ig: @delafnoe
